En Duplo la historia no va de tallas,
solo de estilo
Aquellos que me conocen me llaman Aroa y los que no… perdona, chica, señora, aunque este último asumo que me duele en el alma.
Hace unos 4 años empecé en el mundo de las asesorías de imagen y tengo que decir que me apasiona.
Quédate un poco más y te cuento como empezó todo.
“¿Tía, tú me harías un vestido para un congreso al que tengo que asistir? Lo quiero anchito, y con mangas de murciélago. Llevo meses buscando en tiendas y no encuentro nada. Las formas de los vestidos no me quedan bien y creo que mi talla me limita. Más de una 44 no encuentro nada decente. Me estoy empezando a agobiar, si fuera más delgada …”
Este fue el mensaje que mi amiga Lucía me envió en 2015.
Yo antes estudiaba patronaje de moda como hobby y entendí a mi amiga perfectamente. Yo estaba en la misma situación. Nunca he tenido un cuerpo normativo y depende de la talla que usase, era imposible vestir con ropa de gente joven. Eso antes pasaba mucho, por suerte ahora está cambiando un poco.
Tenía claro que aunque mi amiga no era un cuerpo “normativo”, no era motivo para que vistiera como un saco de patatas sin gracia.
Así que escuché lo que quería transmitir y me dediqué a estudiar su cuerpo. Empecé a interesarme por las distintas siluetas y cómo potenciarlas. Le pedí que me dijera cómo sería su vestido ideal, olvidándose de lo que había visto en las tiendas hasta el momento y con toda esa información empecé la creación del vestido.
El resultado fue un vestido negro entallada, espectacular. Era elegante, cómodo, sexy y potenciaba el cuerpo de mi amiga muchísimo.
El día del congreso más de uno le dijo que iba guapísima con ese vestido.
Cuando eres conocedora de tu cuerpo puedes sacar tu mejor versión siempre que quieras.
Para ello me gusta ofrecer herramientas que se puedan poner en práctica de la manera más fácil posible.
Si os soy sincera, es un reto maravilloso.
El día que ayudé a mi amiga, vi la importancia de la imagen y entendí que yo estaba destinada para esto. Era algo que yo misma he vivido y sigo viviendo en mis carnes, y sé lo frustrante que es.